Colegio Profesional de Asistentes Sociales de Santa Fe

Reproducción social, pobreza, vulnerabilidad y exclusión social

Compartir:

Para analizar críticamente el concepto de exclusión es necesario remontarse al contexto que dio surgimiento a nuevos modos de nombrar y es en estas sociedades de la nueva modernidad en que el término exclusión tiende a sustituir al de pobreza en un intento de describir mejor la metamorfosis sufrida por la cuestión social como señala Castel, donde los emergentes procesos impiden la integración social de un número de colectivos sociales, donde la cuestión ya no pasa solo por una cuestión de desigualdad económica sino que van aflorando otras amenazas e impedimentos para el ejercicio pleno de ciudadanía.
El concepto de exclusión social  aparece como un concepto dinámico y más amplio que el de pobreza, supera la visión economicista y material del fenómeno de la pobreza y la desventaja social y se comienza abordar desde una perspectiva multifactorial y multidimensional, que intenta abarcar a otros muchos términos, como marginación,  precariedad, lo que hace más difícil poder caracterizarlo, conceptualizarlo y mucho más medirlo.

Es decir, mientras la pobreza se restringe a una sola dimensión, a la carencia  económica, es decir carencias materiales en las personas y colectivos marginados, la exclusión social incluye los procesos que generan esa situación en personas y colectivos, y los factores y dinámicas que los acompañan en un contexto específico, por lo tanto el concepto se encuentra ligado a la ruptura del vínculo social derivado de una falta de participación social.
Exclusión remite a ciudadanía en la medida en que ese status de ciudadano permita el poder acceder  a los derechos civiles, políticos y sociales otorgando así un derecho a la participación e igualdad.
En este sentido, el concepto de exclusión en el análisis social supone a mi entender un importante avance en la síntesis de las diferentes teorías y perspectivas de análisis, aunando la dimensión económica (pobreza), cultural (marginación, desviación), política (ciudadanía), social (aislamiento, segregación), así como la dinámica del empleo (precarización)  pero la  dificultad radica en la capacidad de los estados para establecer y mantener políticas redistributivas, preventivas de suficiente alcance ya que la  implementación de políticas sociales dirigidas a superar las situaciones de pobreza y exclusión social, se han desarrollado a lo largo de los tiempos desde la caridad, el asistencialismo o la beneficencia o el reconocimiento parcial  de derechos sociales.

Las políticas sociales se convertirán en estrategias de superación cuando más allá de sus objetivos económicos y políticos, tengan un alcance humano, integrando las necesidades sociales y promoviendo el desarrollo, como alternativas de solución a las contradicciones sociales, no disponiendo de recursos que entregar sino medios de acceso a estos promoviendo no la solución de los problemas sino que los mismos actores puedan  reflexionar para tomar decisiones y ejecutarlas en relación con la vida personal y social.
El punto en común de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social es que son problemas sociales complejos y multicausales que afectan el bienestar, ya sea individual o de grupos sociales, mientras que su diferencia radica en que la pobreza trata de identificar a la persona o grupos pobres con respecto a unas dimensiones –puntualizando sobre dicho segmento social– mientras que la desigualdad, pudiendo tener en cuenta las mismas dimensiones, incluye a toda la sociedad.
Considero que la diferencia entre pobreza y la exclusión en términos de políticas sociales radica en que en esta última la superación de la exclusión implica redefinición de las relaciones de poder y esa redefinición nos permitirá estar observando la estructura de oportunidades que se nos presenta a lo sujetos sociales.
María Ester Reina
Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.