Colegio Profesional de Asistentes Sociales de Santa Fe

“El fallo que dio nuestro colegio sentó jurisprudencia para las otras entidades”

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El Colegio de Neuquén realizó un “juicio ético” contra Ricardo Grisotto, por su participación como informante en la dictadura militar. Paulina Tapia, colega del Colegio neuquino, cuenta el procedimiento del juicio y lo que representó para el colectivo profesional.
Grisotto es un asistente social que trabajó muchos años en el Hospital Regional Neuquén, y apareció en el listado de informantes del Batallón 601 publicado por la Revista XXIII. Grisotto fue señalado como “agente de reunión”. Es decir, personal civil de inteligencia que prestó servicios en el destacamento de Inteligencia 182 de Neuquén, entre los años 1976 y 1983. Su función, según denunciaron los organismos de Derechos Humanos de la región, fue la de infiltrarse en organizaciones, grupos, sindicatos, universidades, para luego dar información a las fuerzas armadas.


¿Cómo fue el proceso por el cual se le retiró la matrícula a Ricardo Grisotto?
En 2010, en la Revista XXIII, a nivel nacional sale un listado de quienes trabajaron como informantes de civiles, en la época de la dictadura. En ese momento, en Neuquén nos damos cuenta que dentro de la lista había varios nombres de compañeros que trabajan como docentes, y estaba el nombre de un trabajador social: Ricardo Grisotto. La provincia de Neuquén es una de las provincias que mayor movilidad social tiene, y una compañera del mismo hospital donde trabajaba Grisotto, realizó una denuncia al colegio de profesionales. A partir de allí, asesorados legalmente, comenzamos el proceso por el cual se llega al juicio ético. A él se lo notificó para el juicio ético, abierto que se realizó en Julio de 2010 en un centro cultural en Neuquén. Nunca se dio por notificado como para llegar a la audiencia. Desde de ahí se abre un juicio a partir de la compañera que hizo la denuncia y varios testigos que lo habían conocido y podían dar testimonio de lo que hacía. Lo que se resolvió en este juicio ético, que lo lleva adelante el Tribunal de Ética del Colegio de Neuquén, es sacarle la matrícula al ex colega.

El juicio ético realizado trascendió el colectivo de Trabajo Social y fue tomado como precedente por otras instituciones.
A partir del fallo, el Concejo de Educación removió de poder dictar clases a varios docentes que aparecían en ese listado. O sea que el fallo que dio nuestro colegio de profesionales sentó jurisprudencia para las otras entidades.

¿Qué significo para el colectivo este hecho?
Fue emotivo, no solo para todo el colectivo profesional. Este señor en las marchas de los 24 de marzo, que en Neuquén son multitudinarias, estaba al lado de las compañeras y de las madres de plaza de mayo. El trabajaba en un hospital público, era el asistente social del hospital. Todos sus compañeros que compartían actividades o asados, al mirar para atrás y al hacer lecturas empiezan a atar cabos. Es un escozor, un escalofrío recordar a los compañeros que desaparecieron y el hecho de infiltrarse como militante en las reuniones de organizaciones mientras era un compañero que te estaba informando.

¿Qué repercusiones tuvo para el Colegio esta situación?
Sabemos que lo de Grisotto sentó jurisprudencia y muchos otros colegios de la Argentina, no solo de asistentes sociales, sino otros organismos, ONG y otras profesiones, nos pedían el dictamen y nos preguntaban como había sido el proceso. Estas instituciones sabían de compañeros que estaban en el listado, que conocían quienes eran y querían iniciar una demanda civil o penal. Tuvimos mucho apoyo a nivel nacional e internacional, a través de la Federación Internacional de Trabajo Social y Norberto Alayón, a nivel nacional, fue uno de los que pudo escribir acerca de esto. En el último libro hace referencia a este juicio ético en un apartado.

A nivel institución ¿cómo sienten este proceso?
No nos sentimos orgullosos de sacarle la matrícula a un compañero, pero por el proceso y la organización que nos pudimos dar dentro del colegio sí nos sentimos orgullosos. Cuando surge esta denuncia no teníamos tribunal de ética. Llamamos a asamblea extraordinaria, nos pusimos a trabajar y se armo un tribunal de ética. Fue un proceso interesante de organización dentro de la institución.
Ahora tenemos una comisión de derechos humanos, a partir de esa misma compañera que realiza la denuncia. Es algo en conjunto con la universidad.

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