En el marco del I Ateneo en Salud Mental organizado por el CPAS, dialogamos con La Lic. Alejandra Soave y la Lic. Roxana Kinder quiénes se manifestaron acerca de la intervención en Educación. Además se refirieron al alcance de la nueva ley de Salud Mental y las implicancias que tiene para el trabajador social, como así también la relación con las otras disciplinas que comprende el ámbito escolar.
Alejandra Soave: Queremos articular el trabajo en escuela desde el trabajo interdisciplinario en relación a la nueva ley de Salud Mental. La ley viene a enmarcar muchas cosas que ya se hacían, tiene que ver con trabajar en redes, con el otro y con instituciones.
Roxana Kinder: Lo que se viene realizando es una experiencia en dos escuelas medias de la ciudad de Paraná dentro de los equipos de tutoría. Esto de mandar los chicos al psicólogo al psicopedagogo, a una consulta con neurólogos o psiquiatras, muchas veces sin un marco o sin tener en cuenta todo lo que tiene que ver con el chico fuera del encuadre de la escuela, hace que veamos esa posibilidad de poder trabajar con la escuela antes de derivar al chico. Es decir, trabajar con la familia, cuales son los referentes, que recursos tiene el chico, que recursos hay dentro de la institución y no necesariamente que el chico llegue encuadrado al consultorio como un chico que ya tiene un diagnostico.
Hace unos años atrás todos los chicos de escuela primaria y secundaria que tenían un poco de hiperactividad eran diagnosticados con ADD. En la secundaria nos atosigaron con los chicos que tenían problemas de conducta y en realidad cuando empezamos a trabajar nos dimos cuenta que esos problemas tienen que ver con familias totalmente desarticuladas, había necesidades básicas insatisfechas, vivían en una zona donde había otras actividades que no es lo que la escuela estaba esperando. Esto hace que uno tenga la necesidad de trabajar y bajar un poco la ansiedad con los equipos docentes. El docente todavía no puede entender que el chico que nos está derivando es el mismo que tienen dentro del aula, entonces nos vemos con esa dicotomía. Dentro de la escuela es el chico problema, el que no estudia, no hace la tarea, molesta, pega y para nosotros en realidad es el chico que no tiene una familia referente, un encuadre que lo contenga, no hay otra actividad donde el tenga contacto con pares, entonces la escuela es el ámbito donde se siente libre y puede manifestarse.
AS: Cuando aparece esto del caso social, el niño incontrolable en el aula, y se lo manda a la psicóloga o fonoaudióloga, todos terminamos concluyendo que si trabajamos en forma coordinada y lo tomamos como un único sujeto y no el niño para la escuela o el niño para la trabajadora social, podemos pensar en un sujeto de derecho.
Respecto de que se espera del trabajador social es, algo que no funciona en el sistema escolar. Hay un autor Valdez que plantea que muchas veces no lo pueden poner en palabra los docentes y dicen el niño esta enfermo, los otros niños le vana a hacer daño a este que no aprende, entonces por eso nosotros lo tenemos que correr a otra escuela especial. Esto del contagio y distinto que va a contagiar al resto, entonces el trabajador social le consigue la escuela especial, lo traslada lo lleva a la psicopedagoga en vez de adaptar al niño. Es una discriminación. Si nosotros no podemos ver que el fracaso social es un a exclusión no podemos analizar que hay atrás de ese fracaso escolar
RK: lo que pasa es que a todos les tranquiliza si tenemos un diagnóstico un nombre, con los docentes hay que trabajar esto. Hoy por hoy la escuela más allá de su función que tiene como normalizadora, como educadora, también esta siendo como un espacio de contención en un montón de demandas y de una diversidad de problemas para la que no está preparada. No está preparado el docente y así como nosotros tenemos que ir estudiando, capacitándonos, adaptándonos y tratando de vincularnos con otras disciplinas y otras instituciones en forma permanente porque no lo podemos hacer solo desde el trabajo social, hay que trabajar esto con el docente también. El docente tiene que correrse de la postura de que el chico va a estar callado y escuchando porque ese chico tiene una historia, tiene vínculos, tiene afectos, tiene demandas que no tienen que ver precisamente con las ganas de aprender. Entonces cuando el docente viene y dice no se que hacer con este chico o son los famosos caso sociales, tenemos que empezar a bajar las ansiedades y empezar a trabajar con los adultos.
RK: La nueva ley si bien nos normaliza, encuadra las acciones, pone un nombre a lo que se estaba haciendo, creo que al Trabajo Social en si la ley lo respalda, lo apoya, pero muchas de las cosas que plantea nosotros ya lo veníamos haciendo en forma callada.
AS: Por ejemplo esto de ver a la persona como sujeto de derecho, en nuestra práctica lo hacemos siempre. Esto del trabajo interdisciplinario, desde el trabajo en terreno que plantea la nueva ley nuestro trabajo es en terreno. Muchos hablan de un cambio de paradigma, pero la sociedad se va a tener que empezar a hacer eco de esto y a replantearse la intervención, no solo los profesionales sino también las instituciones y la escuela también va a tener que pegar una sacudida. La escuela es estática, quieren que los chicos en el aula estén callados, que nadie se duerma y que todos incorporen el conocimiento. Una vez no pasa eso y el docente dice no puedo.. El sujeto crece y se desarrolla en una comunidad y la institución no viene a sacarle esa comunidad y a normalizarlo, es un ida y vuelta. Por eso la ley plantea trabajar desde el terreno y la escuela tendrá que trabajar así y plantear cual es su función de la educación, no es solo la incorporación de conocimiento tiene que ver con otras cuestiones.
RK: En Paraná lo que ayudo mucho en las escuelas secundarias fue la incorporación de los equipos de tutoría de pares porque hay psicopedagogos y ellos están incorporando mucha cuestión sociológica y antropológica a su formación. Los primeros años fueron muy difíciles porque te miraban raro por invadir un espacio que es exclusivamente del docente. Todo era muy a remo pidiendo permiso por la intervención y a tratar de medir la susceptibilidad del docente. El docente tiene un poder indudablemente dentro de la escuela que tiene que ver con la normalización. No es de ahora.
AS: Hay docentes que son muy abiertos, dispuestos a pensar de otra manera
RK: El tema también es desde donde uno encara el trabajo. En salud mental cuando caíamos en la escuela con la idea de poder trabajar y decir que nosotros no queremos que nos llenen el centro de salud con chicos con problemas, vinimos a la escuela para ver que podemos hacer en forma conjunta. Hay que ver como podemos tratar de suavizar las diferencias con un objetivo común.
¿Se puede cambiar la perspectiva a partir de la ley?
RK: para nosotros la ley no ha sido la panacea. Nos ayuda en que normaliza un montón de cosas que andaban dando vuelta y que otras asociaciones escuchan lo que nosotros planteamos, porque están viendo que el trabajo comunitario, el trabajo en terreno, el trabajo interdisciplinario da resultado
AS: nosotros podemos dar cuenta muchos años de ese trabajo. Para cambiar creo que es una cuestión de actitud, va a haber personas más abiertas, va a haber directivos más cerrados. Es importante que la ley se incorpore desde los lugares jerárquicos. Las escuelas deben saber la ley, así como nosotros andamos con la ley abajo del brazo todas las instituciones involucradas deberían hacerlo.