La Lic. Teresita Pereyra ejerció como profesional en el Servicio Penitenciario de Córdoba, actualmente es docente en la Universidad Nacional de Villa Maria y de la Escuela de T.S. de la Universidad Nacional de Córdoba. Además es miembro de la Comisión de Ética de la FAAPS, referente nacional y de la región MERCOSUR ante temas relacionados a la Ética. Su experiencia nos permite reflejar en la entrevista una opinión autorizada sobre el tema en cuestión.
¿Cuales son los principales dilemas éticos en la actualidad?
«Hay muchos. Como principales me parece que la situación de precarización laboral nos hace quedarnos demasiado en los dilemas de tipo individuales, tendríamos que poder traspasar esa instancia del conflicto dimensionado de manera individual para poder darle lugar a los conflictos que el trabajo social tiene como profesión y que son muchos. Este es el conflicto principal que permitiría la discusión posterior».
El debate de lo ético y lo político en el ámbito profesional fue la base del encuentro que dio lugar al desarrollo de importantes planteos y temáticas que atañen a la profesión.
¿Por qué lo ético es político?
«Porque lo ético planteado como recurso de reflexión y de revisión permanente se plasma en una acción concreta y con ese accionar lo ético apunta a valores, pero no a valores al modo tradicional sino al valor como político, como instancia que modifica o continúa cierto efecto de lo político. Uno llega al otro a través de la configuración del valor. El valor para la ética es lo que legitima la ética y si eso se plasma en nuestra intervención como profesionales en la práctica concreta, nosotros a través de la intervención podremos reforzar políticas o aportar a sentidos diferentes que afecten esas políticas».
¿Cuáles son los obstáculos que tiene el profesional para llevar la ética de la teoría a la práctica?
«Creo que el principal inconveniente es el sostenimiento de las discusiones en el tiempo, pero no solamente un sostenimiento para que sigamos hablando de las mismas cosas sino el sostenimiento de la profesión en el tiempo. Para ello no tenemos que ser inmediatistas, hay que salir de uno mismo atravesar lo individual y atravesar el tiempo inmediato, o sea recuperar nuestra historia reconstituirla y después sentarnos a ver para donde vamos a delinear el futuro de la profesión».
En el contexto de su exposición surgió el planteo de la importancia para la formación de los profesionales de incluir materias relacionadas con esta temática en las asignaturas o planes de estudio de las escuelas o facultades. En tal sentido manifestó:
«La enseñanza de la ética y la inclusión en el currículo ha estado muy sujeta a los mementos históricos y políticos, no solamente en la formación profesional sino en la formación de la ciudadanía. Creo que plantearla de manera transversal nos hace pecar de obviedad para el tratamiento del tema. Una instancia para la ética es importante porque da lugar al diálogo, a la diversidad y permite poder revisar el rumbo que están tomando las cosas y ver por donde continuar.»